miércoles, 27 de agosto de 2014

Bienvenidos al hormiguero.

Nos encontramos a varios metros bajo tierra, en una enorme ciudad compuesta por gran cantidad de canales y galerías trazadas con mucho esmero por unos animalitos muy pero que muy trabajadores. Una reina gigante, miles de guerreros y soldados que cumplen su mandato, obreros que no dejan de excavar y de trazar caminos, otros que no dejan ningún resto de comida por pequeño que sea, fuera del hormiguero. Millones y millones de individuos componiendo una obra maestra, haciendo que exista una sociedad que mira por encima del hombro a muchas otras. Un conjunto de animales que entregan su vida por el progreso de la comunidad, un grupo de luchadores, un grupo de trabajadores, una colonia.

Las hormigas quizás sean uno de los insectos más numerosos que existen en el planeta que habitamos, capaces de levantar 10 veces su peso corporal, forman parte de una comunidad que parece que actúa por sí misma, que parece un único y exclusivo individuo. Diferentes biólogos y estudiosos de los formícidios, han llegado a diversas conclusiones, una sería que estos seres son animales sociales, como las avispas o abejas, guardando un antepasado común con ellas, que se desarrolló para dar lugar a las anteriores en el Cretáceo hace unos 120 millones de años. Otra de las conclusiones o reflexiones que estos estudiosos han extraído de la observación de la vida de estos himenópteros, es la de que actúan de tal manera que parece que únicamente son un individuo, a esto lo han denominado como Superorganismo. Imaginemos que una colonia está compuesta por un millón de hormigas, esta misma va a funcionar como si solo fuese uno de estos insectos pero gigante, podríamos decir que este es un organismo pluricelular enorme, formado por diferentes y más pequeños organismos del mismo tipo. Esto implica que la vida de una sola hormiga por separado, no tiene casi ningún valor, pero que la vida de varias juntas es de un alto valor y produce la estructura social de la que antes hablábamos. Cada individuo realiza una tarea, unos cavan, otros atacan, otros recogen comida y otros ponen huevos, por no decir otra, la reina. La aceptación del rol por parte de cada uno es lo que hace que esta sociedad pueda mantenerse, ya que si, cada ser que la compone, no estuviera de acuerdo con el papel que ha de desempeñar, las cosas pintarían bastante feas, pero he ahí el secreto, las hormigas no se creen ni las dueñas ni las hijas bastardas del mundo, se creen lo que son, hormigas y esa es la gran ventaja de la que gozan.


El Superorganismo funciona como un reloj, está compuesto por sus agujas y engranajes que, gracias a que funcionan, permiten que el anterior utensilio también lo haga, una obra de arte. Claro que en este mundo de la naturaleza, las cosas son mucho más complejas, aunque a veces más fáciles, pues si a un reloj le falta un engranaje, deja de funcionar y necesita ser reparado para volver a hacerlo, pero si a una colonia de 2 millones de hormigas, le falta una, prácticamente el comportamiento y funcionamiento de la misma va a ser el de siempre, ya que una vida dentro de un hormiguero es insignificante. Una ejemplificación clara de lo que antes he expuesto es la de las balsas hechas de hormigas, es un fenómeno natural asombroso, que ha intrigado a varios biólogos y todavía lo sigue haciendo, si un individuo separado se cae al agua, prácticamente estará muerto, pero si varias hormigas son capaces de agarrarse unas a otras con una coordinación tal que llegan formar una balsa flotante que es capaz de repeler el agua, pueden mantenerse flotando durante días sin casi esforzarse. La balsa no es producto de acciones individuales libres, sino que es fruto de una coordinación impresionante, cuando estos insectos enlazan sus cuerpos ya no son hidrófobos sino que forman una sustancia impermeable que las protege del agua.


Muchas hormigas obreras son ciegas, no ven ni lo más mínimo y la forma que tienen de comunicarse se da mediante la expulsión de feromonas, dependiendo del tipo del que sea esta señal química, les harán saber una u otra cosa, algunas pueden comunicar peligro, otras que existe comida cerca, otras que no, etc. Podemos decir que las hormigas hablan, tienen un lenguaje que sólo ellas entienden, como nosotros el nuestro, ¿mejor o peor?, nadie podría enjuiciar esto, ellas comunican lo que necesitan, nosotros también, cada lenguaje vale para lo que vale.

Quizás Hitler y demás líderes autoritarios estaban muy atentos al mundo de estos insectos y menos al mundo de los humanos, pensando que podrían hacer lo que esta sociedad lleva realizando millones de años, luchar como si fuese un único individuo, dejando morir a los débiles y utilizando a los fuertes. Los formícidios dejaban morir a los menos aptos de forma natural, los apartaban, pero estos jefes de estado, los mandaban asesinar o envenenar en numerosas ocasiones. Ciertamente no deberíamos aplicar la mentalidad de las hormigas a nuestra sociedad y pretender que la misma se desarrolle así de la mejor manera, pues el ser humano, goza en sí mismo de mayores complejidades que nuestras pequeñas amigas, las cuales, presumiblemente no se preocupan por el ocio ni por nada parecido, no les preocupa ser libres ni nada de eso, lo único que les preocupa es vivir y que su especie viva durante muchos años. Nosotros no somos tan simples, aunque la mentalidad trabajadora y de unión y cohesión que tienen estos bichitos, es algo de lo que deberíamos aprender y mucho.



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