No se sabe ciertamente cuántos preceptos había inscritos en
la tabla que Moisés bajó del Monte Sinaí, tampoco se sabe si bajó tabla alguna,
lo que sí está claro es que la Iglesia Católica enseña diez obligaciones o
mandatos morales que hay que cumplir por encima de cualquier circunstancia, los
Diez Mandamientos:
1. Amarás
a Dios sobre todas las cosas.
2. No
dirás el nombre de Dios en vano.
3. Santificarás
las fiestas.
4. Honrarás
a tu padre y a tu madre.
5. No
matarás o no asesinarás.
6. No
cometerás actos impuros.
7. No
robarás.
8. No
dirás falsos testimonios.
9. No
consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. No
codiciarás los bienes ajenos.
Si el otro día os decía que no habíamos avanzado en
prácticamente nada con respecto a la Edad Media y a todas esas épocas
históricas oscuras en las que se utilizaba el mandato divino para someter a
cualquiera a cualquier tipo de esclavitud o explotación, no era por capricho ni
chiste. Al sustituir a Dios por el dinero y a la Iglesia por el
mercado, después de un largo discernir y tras fijar las dos máximas claves para
llevar una vida feliz en este nuestro
adorado y venerable sistema (1. Consume siempre que puedas; 2. Si no tienes
fondos para consumir, trabaja y produce para ganar dinero y poder gastarlo), he
llegado a la conclusión de que existen otros Diez Mandamientos tan o más pintorescos que los anteriormente
expuestos:
1. Amarás
al Dinero sobre todas las cosas.
2. No
dirás el nombre del Dinero en vano.
3. Santificarás
los gastos.
4. Honrarás
a los bancos y al mercado.
5. No
consumirás poco.
6. No
evadirás tus impuestos.
7. No
robarás si nadie te vigila.
8. No
hablarás mal del sistema.
9. No
consentirás no tener necesidad de consumir constantemente.
10. No
codiciarás los bienes ajenos, los comprarás.
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