domingo, 28 de septiembre de 2014

La religión del dólar.

Si retrocedemos varios siglos en la historia de la humanidad, podríamos apreciar una de las mayores injusticias cometidas nunca, la subordinación de un pueblo a un tirano por mandato divino. Guillermo de Ockham, el que afeitara a Platón con su navaja, ya se lo había hecho saber al Papa, mostrándole su descontento por el gran poder político, territorial y económico del que éste gozaba. Un rey déspota, cuarenta nobles con gran poder y varios curas emitiendo juicios sobre la conducta humana y la voluntad de Dios, el que no entrase dentro de sus planes, rápidamente sería apartado y/o quitado de en medio. Las personas con pocos recursos y trabajadoras, la mayoría, los campesinos, al no tener capacidad para acceder al estudio y el saber, creían con fe ciega lo que la autoridad, tanto eclesiástica como política que poco se diferenciaban, dictaba, esperando la mejor recompensa de todas, una vida plácida y eterna.


No hemos cambiado nada. Dios ya no tiene barba, pero es de papel, de diferentes colores, tiene gran cantidad de caras (dólar, euro, libra, yen, franco...). La mayor fuerza que existe, mayor incluso que la gravedad (imposible, pero así se piensa), el mercado, en el que se compra y se vende, en el que se gana dinero o en el que se adquieren productos. Antiguamente teníamos que producir para ir al Cielo, hoy tenemos que hacerlo para poder vivir en él, pues si la Iglesia imponía los Diez Mandamientos que Yahveh comunicó a Moisés en el Monte Sinaí, este sistema de capitalismo agresivo obliga a cumplir dos claros preceptos:

  1.  Compra y consume todo lo que puedas y siempre que puedas; es decir, no dejes de hacerlo.
  2.  Si no tienes fondos para ello, trabaja para ganar dinero y así poder hacerlo.


Todo esto nos lleva a unas conclusiones tan claras y palpables como dolorosas:

  1.  Si no consumes, no tienes valor, eres un ser inútil, innecesario y extraño, ya que no contribuyes al desarrollo de un mercado en constante expansión.
  2.  Si no trabajas o produces, eres un parásito, tu existencia no tiene sentido, deberías quitarte de en medio.


Entonces, cualquier actividad que no genere un movimiento de capital, no es aprovechable y no debe ser llevada a cabo, sólo necesitamos payasos para entretener a las personas en su poco tiempo libre ya sea por vía televisiva, radiofónica o por internet, individuos que fabriquen y produzcan cosas y que los mismos den dinero a sus hijos para consumir, haciéndolo ellos también.


Parece que estamos mejor que en esa época, pero realmente parece que no, un famoso dicho es el de, "a quién madruga, Dios le ayuda", ahora parece que se ha convertido en, "a quién consume, Dios le ayuda". Pensamos que por consumir más y por tener más bienes materiales, seremos más felices. ¿Retrocedemos, avanzamos, adónde vamos?

¡Buenas noches!


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