jueves, 28 de enero de 2016

La paradoja de Séneca

Hace unas horas comencé a leer un diálogo del archiconocido filósofo estoico romano Lucio Anneo Séneca. Dejando la admiración que siento hacia su figura a un lado, he atendido a una sentencia que deja caer en ese escrito titulado Sobre la felicidad que no deja indiferente a nadie. 


El pensador nacido en Córdoba nos dice que, para ser felices, hemos de construir nuestro propio criterio y no hacer caso a lo que hagan los demás. Este consejo podría parecer una trivialidad, o incluso la típica receta dada por un auténtico pedante para hacer gala de la exquisitez de ser de clase alta y dedicarse a la vida contemplativa y al puro ocio para enriquecer su espíritu, pero, una vez analizada, lleva a su autor a generar en nosotros una auténtica paradoja de imposible salida. Si hacemos caso a lo que dice Séneca, al final no se lo haremos, pues si construimos nuestro propio criterio y no hacemos caso al del resto de personas, estamos haciendo caso al filósofo romano, y, a la vez, no le estamos haciendo caso, porque no nos fiamos tampoco de su criterio. Pero si no le hacemos caso, a la vez, se lo estamos haciendo, pues no nos dejamos llevar por el criterio de los demás y construimos uno propio.

Hagas lo que hagas, Séneca va por delante.

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