miércoles, 21 de mayo de 2014

El propósito infinito; menos ciencia y más conciencia.

Algunos dicen que somos el único ser cultural y realmente están equivocados, quizás seamos el ser con la cultura más desarrollada y más complicada de todas, pero no por eso somos el único que la tenga ni somos el ser superior. La cultura no es más que el conjunto de pautas o conocimientos adquiridos a lo largo de nuestra vida de forma no instintiva para poder responder a las situaciones que se nos presentan. La forma de adquirir estas pautas no es otra que el aprendizaje o la imitación. Gran cantidad de estudios avalan que no somos los únicos seres culturales, pues muchos primates, como chimpancés o gorilas son capaces de adquirir estas pautas que la naturaleza no introduce en sus genes. Un caso llamativo es el de un grupo de monos en Japón que eran capaces de utilizar sus facultades intelectuales y aplicarlas al entorno que les rodea y así, recogían patatas e iban al río a lavarlas para que les supiesen mejor o para lo que fuese. Esta conducta es aprendida y ha sido enseñada de padres a hijos mediante la repetición y la imitación de cómo se ha de realizar el proceso de lavado de las patatas en el río; dentro de la estructura genética de estos monos no va escrito cómo tienen que limpiar las patatas, por tanto esta forma de actuar es totalmente cultural, definiendo la cultura como lo que antes dije. A alguno se le caería la baba y a otros muchos se les cerraría la boca, no somos los reyes del mambo, tenemos capacidad racional, muy bien, pero, esa capacidad no sólo nos hace sentirnos por encima sino que muchas veces nos hace estar por debajo y tratar a los demás seres como meros utensilios para nuestra satisfacción.

El antropocentrismo, el especismo, el egoísmo e incluso el etnocentrismo, hacen que la vida sea muy diferente y mucho más complicada de lo que debería ser. Antes había un Dios, hoy hay cientos de millones y no son más que cada uno de los seres humanos habitantes del planeta, con un ego tan grande que se creen capaces de hacer y considerar todo lo que quieran. Las personas explotan el medio de manera descontrolada, sin  importar que un día nos quedemos sin recurso alguno, la falta de sensibilidad con el medioambiente es gigantesca; pues a estos “entes racionales” les importa más tener un anillo bañado en oro que gozar de una naturaleza pura y de un medioambiente limpio y sostenible, podemos decir que el ser humano normalmente se rige por intereses privados, es decir, únicamente busca su beneficio sin pensar en las repercusiones que pueda traer; casi siempre busca enriquecerse económicamente o acumular la máxima cantidad de bienes materiales posibles.



Muchos se respaldarán en el progreso para realizar las mayores perversiones y atrocidades jamás vistas por el universo. Grandes masacres, tala indiscriminada de bosques, exterminio de especies animales, manipulación y destrucción del medio, adaptación de la naturaleza a nosotros. Realizando todo esto, lo que buscan es el progreso, pero no un progreso cualquiera sino un progreso ilimitado, con un destino que nadie es capaz de ver ni de fijar, un progreso que hace mucho tiempo dejó de ser sano y dejó de ir hacia arriba. Somos seres capaces de perforar la tierra y hacer las más complejas piruetas para poder extraer un líquido negro y viscoso, el cual es nuestro sustento de vida, pues gran cantidad de materiales que empleamos y la mayor parte del combustible que gastan nuestros vehículos proceden de un proceso de transformación y refinamiento del mismo. Si nosotros somos buenos y somos los más cercanos a la perfección, no me puedo imaginar cómo serán los menos perfectos. Creo que somos el peor intruso y el peor parásito que la Tierra ha albergado, pero aun así, somos un ser envidiable y capaz de realizar actos inverosímiles para lo débil que aparentamos y lo salvajes que hacemos que nos perciban.




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