Aunque parezca que nos importa mucho el por qué de las cosas,
más bien nos importa el para qué:
¿para qué esto?, ¿para qué lo otro?, ¿a qué se debe esto?, ¿con qué finalidad se hace?
Responder a un por qué es responder a un pasado.
Responder a un para qué es responder a un pasado con pretensión de dejar marca en un futuro.
¿Por qué existe el mundo? Porque lo creo Dios dirán algunos.
Esto no dice nada más que eso: que el mundo viene de Dios.
Pero, ¿para qué lo creo?, ¿cuál es la finalidad?
La finalidad, el para qué, la razón de ser, existir y desarrollarse; eso es lo que suele importar.
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