jueves, 28 de abril de 2016

Nos creemos enviados del Cielo

Las finales no se juegan, se ganan.
Todos lo piensan:
Confrontación de intereses.
¿Quién tiene que ganar?
¿El que más lo piense?
¿El que mejor lo haga?
¿El que tenga que hacerlo por capricho del azar?
No podemos ganar todos.
No todos podemos ser los mejores.
No todos somos Jesucristo.
No todos estamos llamados a tocar el Cielo.
Ganamos porque ganamos, y perdemos porque perdemos.



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