jueves, 21 de agosto de 2014

La conciencia, ¡¿el centro del universo?!

Quizá muchos de ustedes no se hayan preguntado dónde se encuentra el centro del universo, pero creo que otros muchos sí que lo han hecho. Cierto es que es difícil fijar un punto céntrico en este espacio del que se dice es infinito, pero, al fin y al cabo, no sabemos si esa característica es del todo cierta, es un misterio que de momento nos acompaña, a pesar de que existen numerosas teorías con rigor y fundamento empírico, a pesar de que existen una gran cantidad de explicaciones con respecto al tema, es muy complicado afirmar con total certeza y sin duda alguna que el universo no tiene centro y que es infinito; sí, es lógico decirlo, pero difícil, aunque no tanto, pues si el mismo está en constante expansión es coherente pensar que no tiene un punto medio, ya que, lo que en este instante es el centro, en breves instantes dejará de serlo.


Aunque el espacio interestelar sea de estas características puede que haya algo que sea su punto céntrico, aunque no físicamente sino de otra manera muy distinta, y ese algo no es más que la conciencia de cada individuo que la tenga, por supuesto. No es que ella esté en el centro del espacio infinito, más bien es su centro, ya que es capaz de hacernos sentir como los únicos elementos importantes de esta vasta obra que nos rodea y también de hacernos pensar que somos el único ser que tiene razón, el único que puede decidir y al único que nadie puede llevarle la contraria. ¿Por qué este ego tan grande producido por esta cosa tan extraña?, ¿Por qué esta sensación que a veces tenemos de que somos superiores a los demás?, ¿Qué clase de magia ronda por nuestras cabezas cada vez que realizamos juicios de conciencia y demás?, ¿Es acaso todo fruto de una simple y sencilla ilusión o hay algo más?



A nuestro alrededor, la gente está muriéndose continuamente, unos jóvenes, otros no tan jóvenes y, otros, como es normal, ancianos; es un fenómeno natural, nacemos, vivimos y morimos, es así, no le quepa duda a nadie, pero, ¿es que ninguno de ustedes ha pensado con esa fanfarronería que hace tan característica a la raza humana, que a pesar de que los otros se mueran, no va a morir? Lo he pensado hasta yo mismo en ciertas ocasiones, sentado en mi sillón, viendo las noticias en la televisión cómodamente y enterándome de sucesos en los que muere alguna que otra persona y llegando a veces a considerar que eso a mí no me va a pasar, porque soy especial, porque soy mejor, porque soy el elegido, porque soy el único que puede ser mejor que los demás, el llamado a triunfar, el que tiene una conciencia magnífica, les pasan cosas a los demás, pero ¿por qué el universo va a querer que me pasen cosas a mí, si soy el centro del mismo? Supongo que muchos, sino todos, han pensado esto alguna vez, pero, lamentablemente esto no es así, todos somos partes de algo gigante, todos aportamos nuestro granito de arena, bueno todos no, pero poder, podemos hacerlo. Somos piedrecitas dentro de una gran montaña y lo que hacemos es irla formando y solidificando todavía más, piedrecitas que, misteriosamente, toman decisiones, decisiones de tipos diferentes.


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